jueves, abril 24, 2008

Realidad

La abundancia nos hace ricos en sueños, puesto que en los sueños no hay limites pero nos hace pobres en realidad. Nos vuelve blandos y decadentes, hartos de lo que tenemos y en necesidad de constantes sacudidas para recordarnos que estamos vivos. En la vida debes ser un guerrero, y la guerra requiere realismo. Aunque hay quienes encuentran belleza en sueños interminables, los guerreros la hayan en la realidad, en la conciencia de los limites, en sacar el mayor provecho de lo que tienen. Como el gato, busca la perfecta economia de movimientos y ademanes, el modo de dotar a sus golpes del mayor vigor con la menor inversion de esfuerzo. Su conciencia de que sus dias estan contados- de que podrian morir en cualquier momento- los ubica en la realidad. Hay cosas que nunca podran hacer, talentos que jamas tendran, elevadas metas que nunca alcanzaran. Eso dificilmente los perturba. Los guerreros se concentran en lo que tienen en las fortalezas que poseen y que deben usar creativamente. Saber cuando detenerse, renovarse y reantricherarse les permite sobrevivir a sus adversarios. Juegan para el largo plazo.

LAS 33 ESTRATEGIAS DE GUERRA
ROBERT GREENE

Comentario:

Soñar es algo maravilloso nos permite ver un posible futuro, una vida mejor, un sueño vivido es una vida perfecta, pero entre soñar, vivir el sueño y luchar por él es un mundo de diferencia. Lo que tenemos es lo que cuenta, son nuestras herramientas, debemos ser creativos y desarrollarlas lo mas que podamos, las debemos de usar de todas las formas posibles para poder realizar nuestros sueños. La vida del guerrero es muy efimera, por poner un ejemplo, cuando la flor del cerezo japones florece inmediatamente cae del arbol, por este hecho los samurais la escogieron como su simbolo para recordarles lo corta que es la vida para un samurai. Vivamos la vida con entusiasmo e intensidad, seamos dignos y practicos, soñemos con un mundo mejor pero vivamos en el, como es, como realmente es.

1 comentarios:

Terox dijo...

Ni tanto que queme al santo ni tan poco que no lo alumbre. Si uno vive viendo para el cielo, se tropezará a cada rato, pero si solo vive viéndose los pies, puede pegar en cualquier obstáculo...